Veracruz
En el PAN parece que no aprenden. La candidata a la alcaldía de Veracruz, Indira Rosales, apuesta por la misma estrategia que llevó al fracaso a Ricardo Anaya en 2018: la política de las poses. En redes sociales y eventos, aparece "cercana al pueblo", comiendo tacos, mordiendo volovanes con cara de duda, tomándose selfies o saludando desde mercados, pero el guion ya es conocido. Y el resultado también.
Indira Rosales, una figura creada al amparo del yunismo, ha construido su campaña más con imágenes que con propuestas. Su discurso es reciclado, su narrativa forzada y su aparente cercanía con la ciudadanía, más de cámara que de convicción. En las encuestas, no despega. Y la base panista, desanimada, lo resiente.
La puesta en escena recuerda a la que hizo Ricardo Anaya durante su fallida campaña presidencial: videos comiendo lo que no conoce, hablando con quien no escucha, pretendiendo ser lo que no es. La fórmula fue rechazada entonces, y todo indica que en Veracruz también lo será. Hoy, la candidata panista posa comiendo volovanes como si eso bastara para conectar con la realidad del electorado veracruzano.
Lo que debería ser una contienda vibrante se ha convertido en una campaña sin alma. La candidata del PAN no conecta, no emociona y no propone. Su cercanía con el poder yunista y su falta de trayectoria independiente la han dejado sin fuerza propia. A esto se suma el creciente malestar dentro del Ayuntamiento, donde trabajadores de confianza denuncian presiones para hacer campaña a su favor, incluso fuera del horario laboral.
Morena, mientras tanto, ha capitalizado el desgaste panista y lidera las encuestas con una ventaja clara. Pero el PAN no solo enfrenta el riesgo de perder frente a Morena: también ve con preocupación cómo Movimiento Ciudadano, con una candidata más fresca como Belem Palmeros, amenaza con relegarlos al tercer lugar.
En el PAN repiten la receta, aunque ya saben el resultado: un platillo frío, sin sabor y difícil de tragar. La política de las apariencias, los videos ensayados y las giras fotogénicas pueden llenar redes sociales… pero no urnas.
El puerto de Veracruz parece listo para un cambio. Lo que no cambia es la estrategia de un PAN que sigue aferrado a los volovanes, las poses… y a perder.
Fuente: Redes